lunes, 2 de julio de 2012

Químicos tóxicos en los tampones y compresas higiénicas.

¡Cuidado!














Los fabricantes de tampones incluyen asbesto en ellos. Dos profesores del Departamento de Biología Molecular de la Universidad de Illinois dijeron la noticia: “La industria del tampón incluye asbesto en sus productos con la intención de hacer sangrar más a las mujeres durante su período menstrual y favorecer así el aumento de consumo de esta mercancía” (Donna C. Booisseau, Universidad de Illinois).
El asbesto es el nombre de un grupo de minerales del tipo silicato que se producen en la naturaleza y pueden ser separados por fibras. Las fibras son fuertes y resistentes al paso del tiempo y al fuego; también son largas y flexibles y pueden ser tejidas para formar tela. El asbesto, además de ser usado en tampones, es utilizado en muchos productos de consumo industrial: forros de tubo, embragues y artefactos de frenado o cemento aislante. El asbesto es un componente cancerígeno.
Las autoridades sanitarias a pesar del peligro que comporta, no lo considera ilegal si no se ingiere. Esta sustancia aumenta la hemorragia, y por tanto te hace sangrar más, y necesitarás usar más. En los tampones y compresas, también cabe hablar de otros dos componentes: la dioxina y el rayón.
Dioxina: un químico decolorador que se usa para blanquear las fibras del tampón. Es potencialmente cancerígena y tóxica para los sistemas inmunológicos y reproductivo (causa alteraciones en la mucosa del útero, endometrio y puede causar endometriosis); también está relacionado con los bajos contenidos de esperma en los hombres. En septiembre de 1999 la Agencia de Protección Ambiental declaró que el peligro real de la dioxina estaba relacionado con un contacto repetitivo (¿no es repetitivo usar 4 ó 5 tampones diarios, 5 días al mes durante 38 años?).













Rayón: elemento muy absorbente que ayuda a que las fibras del tampón que contienen dioxina queden en la vagina. Contribuye al peligro de los tampones, cuando las fibras de éstos quedan dentro de la vagina (como normalmente ocurre), se crea un espacio para la acumulación de la dioxina; esta es una de las razones por las que se produce el shock tóxico. El shock tóxico es una infección vaginal que puede producir fiebre, dolores musculares, fatiga, visión borrosa, y en algunos casos la muerte. Investigaciones realizadas en EEUU han establecido la posible relación entre una afección mortal denominada shock tóxico y el uso de estos elementos de higiene femenina. De momento no se ha podido establecer una clara relación causa-efecto.
Determinadas toxinas incitan a que aparezcan los estreptococos y estafilococos, áureas causantes de la infección, que es una septicemia generalizada que provoca un shock; los síntomas son fiebre alta, vómitos, aparición de manchas, visión borrosa y dolores musculares.
El shock tóxico produjo 50 muertes conocidas entre 1979 y 1980, año en el que se estableció la relación entre el uso de tampones y la enfermedad. Aunque en 1997 los únicos casos de muerte que se porbaron con relación al uso de estos fueron 5, en comparación con los 814 casos de 1980, la conexión real entre el shock y el uso de tampones sigue sin aclararse, rodeado de una desinformación evidente y una manipulación de los hechos. Además de ayudar esta desinformación a experimentar con nuestros cuerpos, y obtener un gran negocio de ello, ¿qué más intereses habrá detrás de toda esta mierda?
Por si fuera poco, después de lo comentado, además del shock tóxico existen otros riesgos relacionados con el uso de tampones y compresas, como son el cáncer de úterode cérvix, la endometriosis,problemas con el embarazo y posibles malformaciones del feto, ya que sus efectos se prolongan aún después del uso de estos productos.
Y cabe decir, que estos componentes, además de ser perjudiciales para nuestra salud, no son biodegradables, son contaminantes para el medio ambiente. Y con la teoría capitalista de usar y tirar, si usamos tampones y compresas convencionales, sería una cantidad de químicos tóxicos enorme y por ello, no estaríamos colaborando a conservar el medio ambiente, ni a cuidarnos a nosotras mismas.
Harta de la manipulación que ejercen tanto la industria como el gobierno sobre nuestros cuerpos, es hora de tomar las riendas, destacar la desinformación, el trato despreciativo y el negocio que existe con algo natural como es la menstruación. Es evidente que se relaciona el shock tóxico con la menstruación, pero los fabricantes de tampones y compresas se limitan a decir que existe tal infección y a dejar en manos del usuario la decisión de comprarlo y por supuesto, la responsabilidad de contraer tal infección. Sólo en el interior del paquete de sus productos vienen las características del shock tóxico, es decir, lo lees una vez comprado, empresas y gobierno son cómplices de tal silencio ante esta enfermedad.

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