lunes, 25 de junio de 2012

Chucherías y bollería

El vertiginoso consumo de chucherías en España atenta contra la salud y el sano desarrollo de los más chicos, a quienes se premia con la compra de estos producto, que enganchan más que el tabaco”, afirma un experto en tecnología de los alimentos.


















Diego Rivera sostiene que los colorantes sintéticos, hasta 17 en algunas chuches, y los aceites hidrogenados, que las hacen elásticas y aun así comestibles, son auténticos “venenos”.
Los colorantes que hacen naranjas, rojas o amarillas las golosinas son “reconocidos precursores cancerígenos y alergénicos” de la familia de los azoicos, según Diego Rivera.
Este experto afirma que la tantracina (E-102, que da color amarillo-naranja), el E-110 (naranja), el E-122 (rojo) y el E-129 (rojo oscuro) son algunos de los colorantes identificados en gominolas que se comercializan en la actualidad y que son causantes de alergias y procesos asmáticos de origen alérgico. Otros colorantes sintéticos peligrosos son el E-133 (azul brillante), que se acumula en riñones y vasos linfáticos, y el E-131 (azul), que produce urticaria en algunos niños.
Los colorantes de los caramelos, que no tienen justificación alimenticia, sino solo cosmética, “podrían obtenerse de colorantes naturales, pero -dice Rivera- se descartan por costosos”. En España, están registrados en la actualidad 43 colorantes diferentes aptos para el consumo humano, entre ellos los anteriormente citados.
Entre las golosinas y la pastelería industrial, agrega Rivera, las niños reciben es su dieta diaria elevados índices de azúcar refinado que inciden en el grado de hiperactividad y agresividad de los menores, sometidos a una vida cada vez más sedentaria, que no requiere la ingesta exagerada de alimentos altamente energéticos.
Según una encuesta hecha pública recientemente y elaborada por el programa Krece Plus, del que forma parte el hospital Clínico de Santiago, el 32% de los niños españoles afirman consumir gominolas más de una vez al día. Un dato que la experta en nutrición Rosaura Leis considera más que preocupante. Y es que la constante renovación del sector del dulce anima al consumo. Atrás quedaron los regalices y las nubes, ahora se llevan las fresas con pica y los cerebros gelatinosos.

 ”No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.”

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